ECUMENISMO


Sección I. Se Acerca un Nuevo Orden Mundial 
Sección II. La Ecumenicidad Religiosa Para el Nuevo Orden Mundial
Sección III. El Movimiento de la Nueva Era y el Concilio Mundial de Iglesias 
Sección IV. La Masonería y el Concilio Mundial de Iglesias 
Sección V. Los Mormones, la Masonería y el Ecumenismo 
Sección VI. El Orden de los Illuminati y la Masonería 
Sección VII. La Asociación para el Parlamento y la Constitución Mundial, y el Concilio Mundial de Iglesias 
Sección VIII. El Comunismo y el Concilio Mundial de Iglesias 
Sección IX. Los Jesuítas, los Illuminati, los Masones y la Nueva Era 
Sección X. La Iglesia Católica Romana, el Movimiento Ecuménico y el Concilio Mundial de Iglesias 
Sección XI. Los Protestantes, el Ecumenismo y el Concilio Mundial de Iglesias 
Sección XII. Hacia una Religión Universal 
Sección XIII. La Historia de Babel se Repite 
Apéndice 1. Listado de Iglesias Afiliadas al Concilio Mundial de Iglesias
Apéndice 2. Crímenes del Concilio Mundial de Iglesias 

¡CORRE, NICKY, CORRE!

Cuando comenzó su ministerio en las calles de Nueva York, David Wilkerson no sospechaba que Dios haría milagros tan grandes. La historia de Nicky Cruz, el insensible jefe de pandilla, es un testimonio impresionante.

¡Corriendo sin freno hacia la silla eléctrica por un callejón sin salida! Desde Puerto Rico a los auditorios más grandes del mundo.

La historia emocionante de cómo Nicky Cruz se escapo de los barrios bajos en un esfuerzo desesperado para una vida mejor. La biografía de un joven que vencio el alcoholismo y los crímenes de violencia para llegar a ser una inspiración para los jóvenes en todo el mundo.

DONDE TODA ORACION ES CONTESTADA


Jehová es mi roca y mi fortaleza, y mi libertador; Dios mío, fortaleza mía, en él confiaré; Mi escudo, y el fuerte de mi salvación, mi alto refugio; Salvador mío; de violencia me libraste. Invocaré a Jehová, quien es digno de ser alabado, Y seré salvo de mis enemigos” (2 Samuel 22:2-4).
No deberíamos suponer que simplemente porque seamos cristianos hemos aprendido el secreto de permanecer en Cristo. Jesús dijo: “Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho” (Juan 15:7). Permanecer en Él es vivir en incesante fusión con sus pasiones; es haber encontrado la habitación de Dios en la que ninguna barrera ni sombra existen entre nuestra debilidad y su suficiencia, o entre nuestro anhelo y el cumplimiento de Él.
Considerando el tamaño de las promesas de Dios, en realidad es una desgracia que la mayoría de nosotros no tengamos nada más que algunos minutos de tiempo a solas con Dios cada día y un servicio en la iglesia o dos por semana.
El refugio de Dios no es solamente un lugar para visitar a Dios, sino también un lugar para habitar con Él. Para aquellos que habitamos con Dios, su presencia no es meramente nuestro refugio; es una dirección permanente. Cuando permanecemos en Cristo, al igual que Él y el Padre son uno, así nosotros nos convertimos en uno con Él. Es su vida, su virtud, su sabiduría y su Espíritu lo que nos sostiene. Nos volvemos perfectamente débiles, incapaces de resistirnos a Él. Al igual que la relación del Hijo con el Padre, así también nosotros no hacemos nada por propia iniciativa a menos que sea algo que le veamos hacer a Él. Si Él no requiriese de nosotros nada más que nuestro amor, estaremos bien contentos. Jesús es nuestra primera elección, y nuestro último recurso.
Para quienes hemos entrado en el lugar permanente, nuestras preguntas no tratan sobre doctrinas o pronunciar la oración adecuada en un altar. Hemos descubierto a aquel a quien ama nuestra alma. Somos constreñidos y guiados por su voz, rendidos y encarcelados en su amor. Él dice: “Paloma mía, que estás en los agujeros de la peña, en lo escondido de escarpados parajes, muéstrame tu rostro, hazme oír tu voz; porque dulce es la voz tuya, y hermoso tu aspecto” (Cantares 2:14).
Esta comunión del corazón entre Cristo y su novia es una fortaleza. Es el refugio de Dios de las angustias y las distracciones de la vida. Aquí Él nos dice qué orar; aquí nuestras súplicas son respondidas. Sin embargo, a pesar de nuestros fallos y de la debilidad de nuestras oraciones, para Él nuestra voz es dulce; a pesar de nuestra bajeza, nuestro aspecto es agradable ante sus ojos.*

¿CUANDO ES EL MOMENTO DE SALIR DE UNA IGLESIA?


Si nota alguna de estas siete señales de advertencia en su iglesia, mi consejo es que salga de ella tan pronto como le sea posible. 
Un amigo me pidió hace poco que lo aconsejara en relación con un dilema que estaba enfrentando. Su pastor había caído en pecado por relaciones extramaritales, pero a pesar del escándalo, nunca renunció a su cargo. Mi amigo se sentía decepcionado con la situación. El colmo ocurrió cuando el pastor anunció que impondría las manos sobre cada uno de los miembros de la congregación para impartirles una “revelación especial”.  
Aunque este pastor contaba con un buen número de feligreses fieles, la asistencia dominical declinaba debido a que la gente sabía que tarde o temprano habría problemas. Ellos sabían que no era correcto que este hombre continuara a cargo del liderazgo de la iglesia sin recibir una firme amonestación espiritual. El consejo que le di a mi amigo fue que saliera de allí.
Durante todos los viajes que he realizado en mi vida, jamás he encontrado una iglesia perfecta, y mucho menos lo será si me uniera a alguna. Pero hay iglesias que merecen que se las catalogue como nocivas. Aunque soy de la opinión de que no debemos precipitarnos cuando surgen problemas en una iglesia, creo que hay ciertas señales de peligro que deberían hacernos pensar si es el momento de buscar un mejor redil al cual asistir.
1. Indisposición a escuchar consejos y rendir cuentas. La Biblia dice que “en la multitud de consejeros hay seguridad” (Proverbios 11:14). Pero cuando un líder evita ser aconsejado por sus colegas, o por aquellos hombres y mujeres de la iglesia que poseen sabiduría y autoridad debido a sus años experiencia, no solo genera inseguridad, sino peligro. Un pastor o líder de iglesia que no esté dispuesto a ser corregido o a ser supervisado en su administración está destinado al fracaso. Si permanecemos en esa iglesia, podríamos sufrir el mismo destino.
 2. Elitismo espiritual. Un líder verdadero amará a todo el Cuerpo de Cristo. Seamos suspicaces ante cualquier iglesia que afirme tener una revelación “exclusiva” o cuyos miembros insinúen ser mejores que otros cristianos. Todas las sectas comienzan así. Una iglesia carismática en Hungría surgió a partir de un reavivamiento, pero su fundador comenzó a enseñar que su iglesia era el único lugar en el que se podía hallar salvación. Si alguna vez un pastor hace este tipo de pretensiones, sacúdase el polvo de los pies y siga adelante. 
 3. Inmoralidad arraigada. El apóstol Pablo exhortó a los líderes a hacer cumplir la disciplina bíblica. Esto debe manejarse con un espíritu de mansedumbre (ver Gálatas 6:1), pero al mismo tiempo con firmeza, ya que el enemigo anda buscando comprometer la moralidad de la iglesia. Si un pastor ha caído en el pecado de adulterio o de perversión, y continúa predicando mientras rechaza la disciplina, su espíritu rebelde infectará a toda la congregación y la inmoralidad se adueñará de ella. No nos contaminemos con semejante influencia.   
 4. Espíritu autoritario. Algunos líderes desarrollan un estilo dictatorial y tratan de controlar a la gente amenazándola, manipulándola y haciéndole exigencias legalistas. Me asombra la cantidad de abusos espirituales que son tolerados actualmente en algunas iglesias. Ningún pastor es perfecto, y hemos sido llamados a ser pacientes ante las faltas de unos y otros. Pero un pastor que abuse verbalmente de su equipo o de los miembros de su congregación está violando flagrantemente las Escrituras. El apóstol Pablo enseñó que un líder de iglesia no debe ser “pendenciero”, sino “amable” y “apacible” (ver 1 Timoteo 3:2-3 NVI). Si el pastor no es capaz de controlar su temperamento, es preferible entonces buscar a otro pastor.
5. Codicia desmedida. Pablo fue enfático al afirmar que un líder no tiene nada que buscar en el ministerio si es “amigo del dinero” (1 Timoteo 3:3). Lamentablemente, pareciera que hemos invertido este consejo. Hemos permitido que charlatanes codiciosos utilicen nuestros medios de difusión, dándoles pie a que corrompan la Iglesia con un mensaje enfocado en el dinero. Su pastor no tiene que vivir en la pobreza, mas si él insiste en llevar una vida de lujos, manipulando a la gente a la hora de las ofrendas para exprimirle el dinero de los bolsillos y satisfacer sus caprichos personales, usted está apoyando su hábito. Salga de una iglesia así.
6. Doctrinas y manifestaciones falsas. Un pastor debe mostrarse dispuesto a permitir la obra espontánea del Espíritu Santo, pero al mismo tiempo proteger a su rebaño del engaño. Algunas ramas del movimiento carismático actual han adoptado de manera entusiasta prácticas de la Nueva Era totalmente ajenas a nosotros, y pareciera que algunos cristianos han desechado el don del discernimiento. Una iglesia que esté abstraída en las revelaciones dadas a un profeta particular, o se aparta de la sana doctrina por tangentes extrañas, debe abandonarla con prontitud.
7. Una cultura de orgullo. Algunos pastores y líderes son tan inseguros, que tienen que crear un aura de importancia a su alrededor para poder funcionar. Se rodean de guardias de seguridad, “escuderos”, asistentes y subalternos, pero no son capaces de establecer una relación genuina con los miembros de su iglesia. Creen que la iglesia se trata de su actuación en la plataforma, y dependen de equipos de sonido, efectos especiales, vestimentas y una entrada triunfal para impresionar a la multitud; en vez de mostrarse como siervos comunes y corrientes, accesibles y tangibles. Si su iglesia se caracteriza más por el culto a la personalidad del pastor, que por la presencia de Dios morando en ella, ¡escape por su vida