TUS VERDADEROS MOTIVOS....

1 Reyes 19:10 Reina-Valera 1960 (RVR1960) El respondió: He sentido un vivo celo por Jehová Dios de los ejércitos; porque los hijos de Israel han dejado tu pacto, han derribado tus altares, y han matado a espada a tus profetas; y sólo yo he quedado, y me buscan para quitarme la vida. 

Las personas suelen tener una lucha diaria con la famosa sensación de sentirse "buenas" y posterior a lograrlo, su necesidad pasa al nivel de necesitar ser reconocidas por ser "buenas" y no es hasta que lo logran que quedan conformes. Esto es algo que de alguna manera todos hacen y lo hacen de manera no pensada cuando no tienen un parámetro en la palabra y cuando no tienen el objetivo claro de qué es lo que Dios tiene planeado para ellos y cuando el propósito no es la vida eterna. 
Me encanta el entender cómo es que a los hombres les gustaba hacer las cosas al modo difícil y cómo Dios les daba oportunidad de hacerlo, todo por haber ignorado las 5 instrucciones iniciales que les había dado y cómo todo terminó donde mismo que empezó con la llegada de Jesús. Lo que mas me asombra es que muchas personas, a pesar de no haber leído el Antiguo Testamento, actúan como si lo conocieran y fuera vigente, empezando por el famoso hecho de tener la necesidad de tener un intermediario entre Dios y los hombres, cuando fue lo primero que abolió Jesús en su cruz. 
La cita de hoy trata de un hombre que era el intermediario entre Dios y los hombres, era el único que hablaba con Él de manera diaria y era el único que manifestaba su poder, ciertamente era un hombre importante, no solo para los hombres, sino para Dios, su función era esencial para el pueblo de Dios. Aún así, Dios nunca ha permitido que ningún hombre se enaltezca, el lugar de privilegio que Dios le dio a Elías, era un lugar a causa de Dios y no algo que hubiera ganado y obtenido a causa de su esfuerzo propio, tanto que a pesar de acabar de realizar un milagro tremendo al hacer descender fuego del cielo y acabar con los sacerdotes de Baal, no se sentía seguro ante la amenaza de la Reina Jezabel de cortarle la cabeza y fue a refugiarse. 
Dios entendía el corazón de Elías y no estaba dispuesto a que la necedad de Elías opacara todas las obras que Dios había hecho por medio de él, por tanto y con toda la paciencia, tal como hizo con Adán previamente, fue y le buscó en su escondite y le preguntó que qué hacía. Elías lleno de sí mismo respondió (parafraseado) "soy el único a quien le importan tus asuntos, soy el único que te quiere y de adora, estoy escondido porque los hombres me odian porque te soy fiel", afortunadamente Dios amaba a Elías de una manera sin igual y le pasó por alto su pequeño episodio de orgullo y le recordó que su poder era a causa de Dios y que no necesitaba de Él por el contrario, tenía y preparados a otros siete mil con un corazón igual y una unción similar a la suya, para que no se engrandeciera y no se sintiera tan "especial". Justamente ese es el problema de sentirnos "buenos", que de la nada se nos olvida de donde viene la bondad en nosotros y la creemos un atributo propio o un mérito que no hemos ganado aún!, mas lo entendemos propio y nos jactamos de ello. 
Tenemos que recordar que cualquier cosa que Dios pone en nuestra vida, la pone con la intención de cumplir un propósito y que si nosotros no estamos dispuestos a cumplir con ese propósito, hay miles en fila que están dispuestos a hacerlo, ya que afortunadamente no somos importantes nosotros, sino el propósito que venimos a cumplir. Es aquí donde el famoso término de la "humildad" cobra importancia, ya que la humildad no tiene que ver ni con la pobreza, ni con el hecho de que no se nos reconozca, por el contrario, la humildad tiene que ver con el hecho de que entendamos que debemos de ser grandes y destacados en todo (aun en las finanzas) y tener la capacidad de reconocer que todo lo que somos lo debemos a Dios y a que lo podríamos perder en cualquier momento si no lo usamos para cumplir un propósito. 
Dios tiene un plan asombroso para nosotros y nos lo puede ir revelando paso a paso si es que logramos despegar nuestra mirada de nosotros mismos, para que no nos pase como Elías que por sentirse "bueno" y "único" se tuvo que esconder en una cueva y no hacer nada pues sentía miedo de la envidia del mundo.