INTIMIDAD CON DIOS

Jueces 16:6 Reina-Valera 1960 (RVR1960) Y Dalila dijo a Sansón: Yo te ruego que me declares en qué consiste tu gran fuerza, y cómo podrás ser atado para ser dominado. 

Por mas que me esfuerce, nunca voy a poder ayudar a una persona a tener una verdadera y auténtica relación con Dios, pues eso sucede en la intimidad, y nadie puede entrar en el lecho privado que Dios tiene preparado para cada uno de nosotros. Cuando hablo de intimidad, me encanta pensar que Dios quiere ser íntimo con nosotros, mas íntimo que una pareja sentimental, más íntimo que una amistad de muchos años, más íntimo que una relación entre padres e hijos, pero a su vez más simple de ejercer. 
Así como no podemos explicar que es lo que tenemos con nuestra pareja sentimental, como no podemos explicar esa magia que sucede cuando nos encontramos con ese amigo al que tanto queremos y como jamás podremos explicar lo que sentimos al recibir un abrazo de Papá o de Mamá, es precisamente lo que Dios espera de nosotros y sabe, una de las cosas que he aprendido, es que cuando nos dejamos llevar a ese punto, Dios empieza a hablarnos y a revelarnos secretos que solamente funcionan entre nosotros, Dios nos va a dar esas oraciones que parecieran recetas que solo sabemos nosotros y Él que vienen de Él, cuando nos permitimos tener intimidad con Dios desarrollamos un lenguaje que solo Él y nosotros nos entendemos, y eso, nadie nos lo puede enseñar. 
La cita de hoy habla precisamente de eso, estoy completamente convencida que el secreto de la fuerza inexplicable de Sansón no radicaba en su cabello, sino en el hecho de que había sido criado para ser Juez sobre Israel y quiero entender que sus pensamientos debían de conservarse tan puros como su cabello sobre el cual no había pasado navaja, era un secreto entre ellos, era algo que iba más allá de lo físico, era parte de su intimidad, ya que si fuera el cabello, probablemente muchos tendrían el mismo don, no lo cree usted?, obviamente esto es solo una apreciación conociendo el corazón de Dios y algo en lo que no vale la pena profundizar mucho. 
Tal como Sansón tenía un don único y cuyo secreto compartían Dios y Él, es algo que podemos desarrollar nosotros, de hecho, es justo el plan que tiene para cada uno de nosotros, nos hizo criaturas únicas, irrepetibles y pretende que no revelemos el secreto de quienes somos y de como llegamos a ser nosotros, quiere que sea algo íntimo que entre más disfrutemos en secreto mas crecerá. 
Obviamente nuestra intimidad con Dios se reflejará inevitablemente en nuestras vidas, esa es la garantía de tener una relación con Dios, y habrá muchos que nos preguntarán nuestro secreto, pues a parte lo hacer ver tan sencillo que pareciera que es fácil de repetir y de imitar, mas si lo hacemos, corremos el riesgo de interferir en la relación de cada persona con Dios y lejos de lograr acercar a mas hijos de Dios a Dios, estaremos criando bastardos que solo vienen por el poder y las señales y no el corazón de aquel que dio la vida por nosotros. Sansón se dejó seducir, a pesar de saber que podía tener cualquier mujer que deseara, se consiguió una mujer que primeramente le era prohibida y además no tenía una buena reputación, cuando intimidó con ella, se dio cuenta de sus intenciones y aún así se creyó mas listo y pensó que podía controlarla y mantenerse al margen de sus engaños y perdió aquello que solo Dios y él sabían, exponiendo lo mas privado de su vida y perdiendo el respeto de todos quienes le conocían, hasta el día de hoy que es recordado como un hombre débil a pesar de la fuerza que Dios le dio. 
Uno de los mejores secretos que escucharemos de Dios en intimidad es el cómo tomar buenas decisiones, decisiones que muchos tal vez no aprobarán o considerarán descabelladas, pero que tienen el sello de Dios y el éxito garantizado, y es algo que no sabremos explicar, pero que si hacemos de esa manera, nos darán resultado siempre, seremos aún mas invencibles que Sansón y recordados en el corazón de Dios constantemente.

NO TEMAS, DIOS IRA CONTIGO

En Génesis 46, Jacob, antes de ir a Gosén, se detiene en Beerseba y hace un sacrificio.  En aquel lugar, Dios le habla y le confirma que vaya a Egipto sin ningún temor, y añade: Yo descenderé contigo. 
Jacob se encuentra en un momento de grandes dificultades.  Él y su familia estaban pasando hambre.   Es entonces que envía a sus hijos a buscar provisión a Egipto y recibe la grata noticia que su hijo José, que pensaba estaba muerto, está vivo. 
Jacob tenía muchas emociones encontradas, una gran contradicción en su corazón: Él entendía que no debía descender a Egipto, pero su hijo José estaba vivo en Egipto.  Su pregunta fue: ¿Qué debo hacer?  Y, antes de tomar la decisión de descender a Egipto, decide ir primero a Beerseba y hacer sacrificio a Dios.  Es allí que Dios le dice: No temas de descender a Egipto, porque allí yo haré de ti una gran nación.   Yo descenderé contigo a Egipto, y yo también te haré volver.
¿Qué haces, o con quién consultas, cuando tienes emociones encontradas?  ¿Cuándo fue  la última vez que te presentaste delante de Dios para tomar una decisión? ¿Cuándo fue la última vez que dijiste: Señor no me muevo hasta que me hables?  Hay decisiones que has tomado por impulso, por emociones, y hoy te encuentras orando para que Dios te ayude con las consecuencias de las mismas. 
Jacob envía a sus hijos a Egipto a buscar provisión, pero esta no fue la razón para la cual Jacob va a Egipto.  Si Dios hubiese querido darle provisión podía darle en la tierra que estaba.  Dios envía a Jacob, porque es allí que haría de él una gran nación. 
¿Por qué no hacer de Jacob una gran nación fuera de Egipto?  Porque una gran nación no se hace en Canaán, se hace en Gosén, un lugar que tiene la cobertura de Dios.  Gosén no era el lugar final, pero sí el lugar para hacer una gran nación.
¿Te has preguntado por qué Dios te tiene en ese lugar, cuando tienes muchas opciones?  No se trata de provisión ni de dinero, se trata de algo que Dios quiere hacer en tu interior.  Se trata de hacer de ti una gran nación.
La manera de saber si tu decisión es o no de Dios es haciendo un sacrificio.  Todo lo de Dios tiene que tener de por medio un sacrificio.  Noviazgo, matrimonio, empresas, negocios y contratos, sin sacrificio, no perduran.  Tiene que llegar un momento en tu vida donde decidas no bajar a Egipto, si Dios no te dice que vayas.
El altar es un lugar poderoso, porque es el lugar donde Dios te habla, te da dirección, te revela, te promueve.  En momentos de crisis, no tomes una decisión sin pasar por Beerseba y hacer sacrificio.  Allí Dios siempre te dará una palabra que alimenta tu alma, tu espíritu, tu familia, tu matrimonio y donde te asegura que siempre estará contigo.