PON TU MIRADA EN LAS COSAS DE ARRIBA

Pablo hace la aclaración, en Colosenses 3:1, acerca de la necesidad que tiene el hombre de poner su afecto en las cosas correctas.  Lo que hace que las cosas sean las correctas para poder poner nuestro afecto es su localización.  Pablo dice que hay cosas de abajo y cosas de arriba, y que son las cosas de arriba las que debemos buscar. 
Nuestro afecto debe ser por las cosas de arriba. 
Todo creyente comienza con la búsqueda de las cosas de arriba.  Los que permanecen son los que establecen su mente en las cosas de arriba.  El verdadero nivel de vida se alcanza, no solamente por buscar las cosas de arriba, sino también por establecer tu mente en estas cosas. 
Muchos buscan alcanzar ciertas cosas que únicamente se logran cuando las estableces permanentemente en tu vida.  Muchos practican el ser cristiano, pero una cosa es practicar y otra es vivir como cristiano.  Se vive como creyente, cuando has puesto tu afecto, tu mente, tu ser en las cosas correctas, en las de arriba.  Esto es, cuando las cosas naturales ya no te satisfacen, sino que has entendido cual es el lugar y la persona que has determinado ser. 
Una de las cosas que debes establecer en tu vida es que ya Dios te ama por encima de todas las cosas.  Debes establecer que dejarás todo lo que tengas que dejar para alcanzar lo que tengas que alcanzar con Dios. 
Cuando tú establezcas, en tu corazón, que lo que Dios quiere para ti es una prioridad en tu vida, va a costar esfuerzo, trabajo, sacrificios.  Pero es la única manera de verdaderamente amar como Dios ama.  Por esto, la palabra dice, por ejemplo, que cada hombre debe amar a su esposa como Cristo amó a la iglesia, que dio su vida por ella.  Dar la vida es entregar tu libertad, entregar tu tiempo, hacer sacrificios.  Cuando te enfocas en lo que es importante, y estableces tu vida en eso, entonces experimentas la verdadera intensidad de amor y pasión en ti.  Y es la única manera de experimentar la verdadera naturaleza de quién tú eres como hijo de Dios.
Cuando amas como Dios ama, no se trata de desear algo, sino de enfocarme y mantenerme en lo que quieres y decidir vivir el resto de tus días para eso.   Hasta que no veas las cosas de esta manera, hasta que no haya ese enfoque en tu vida, no podrás experimentar la verdadera plenitud de Dios en ti. 
A través de toda la biblia, podemos ver cómo Dios siempre ha buscado personas que tengan este nivel de afecto hacia él.  En Hebreos 11, podemos ver a los héroes de la fe, que no alcanzaron todo lo que querían, pero siempre vivieron por fe, entendiendo que Dios tenía algo mejor para sus vidas.  Lo más impresionante es que Dios dice, en ese mismo capítulo, que no se avergüenza de llamarse Dios de ellos.  Porque, para el mundo, esto es vergüenza, pero Dios no se avergüenza.
Seguramente, anhelas una mejor vida y, muy probablemente, has dejado las cosas del pasado y seguido hacia adelante buscando algo mejor.  Y, quizás, muchos te han dicho: Tanto que amas y le crees a Dios, y mira que muchas dificultades tienes. Y es que muchos tratan de minar nuestra fe y ponernos en contra de Dios.  Pero, los que hemos puesto nuestra mirada en las cosas de arriba, lo hacemos porque sabemos que hay algo mejor, sabemos que él tiene algo preparado para nosotros y sabemos que tenemos el total respaldo y toda admiración del Dios Todopoderoso que no se avergüenza de nosotros.  

LIBRE O ESCLAVO?

Romanos 6:14 Reina-Valera 1960 (RVR1960) 
Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia. 

Entender a Dios y las maneras en las que Él actúa es una de las cosas más emocionantes que podemos hacer, ya que es precisamente cuando lo empezamos a entender que empezamos a vivir esa famosa vida de Reino de la que tanto se habla por ahí. Antes que nada, debemos de tener claro que Dios no nos pone trampas, ni está constantemente poniéndonos a prueba para ver si nos bendice, al contrario, Él habló ya toda bendición y somos nosotros quienes podemos tener acceso a ella por medio del conocimiento de quien es Dios, a pesar de lo que la gente suele decir y las historias que se suele inventar acerca de lo misterioso y enredado que puede ser Dios, las cosas son simples y son directas. 

 Y las cosas de Dios las podemos entender de 2 maneras, a la manera de Dios y a la manera de los hombres, la diferencia radica en que si entendemos las cosas a la manera de Dios, obtendremos los beneficios de Dios, pero si las entendemos a la manera de los hombres, estamos sujetos a las limitaciones de la tierra. Una de esas verdades bíblicas que les cuesta mucho trabajo de entender a las personas es la cita de hoy, ya que es muy sencillo el confundirse si la leemos irresponsablemente, pero permítame comentar un poco acerca de ella. Muchas personas tienen la idea de que la gracia está ahí para eximirnos de tener que cumplir con la ley, y lo hacen basados solo en esta cita, pero en realidad no se percatan de la profundidad que la misma tiene, ya que lejos de evitarnos pasar por la ley, nos pone por encima de ella por medio de su cumplimiento. 

Dios no es un Dios que diga algo y luego se arrepienta de decirlo, por el contrario, a lo único que Dios le es fiel es a su palabra, es decir si lo dijo, lo cumple y punto, no hay vuelta de hoja, tanto para las promesas como para cada una de las reglas que estableció en la ley. Quienes creen que la gracia los exime de pasar por la ley, solo están buscando una excusa para pecar y no pagar las consecuencias, pero olvidan que la Biblia asegura que la paga del pecado es muerte, acaso quiere decir que la gracia nos libra de la muerte?, entonces?, para qué fue la sangre de Jesús?, para qué la necesitamos, si tenemos la gracia?!?!?! La gracia no tiene nada que ver con la ley, el hecho de que sean mencionados en una sola frase, no quiere decir que estén relacionados, simplemente lo que nos dice la cita de hoy es lo siguiente: 

La ley nos ata a la tierra, es decir, nos permite experimentar a Dios aquí en la tierra, pero no nos libra de ella, por tanto la gracia, nos permite no solo experimentar a Dios, sino los beneficios de ser considerados hijos de Dios y por tanto vivir como verdaderos herederos y en la misma dimensión que Jesús lo hizo al vivir entre nosotros. Por tanto aquel quiere evadir la ley por medio de la gracia no hace otra cosa que esclavizarse a la tierra por estar sujeto al pecado, pero aquel que vive bajo la gracia sin dejar de observar la ley y amarla, tal como Jesús lo hizo, vivirá una vida sin límites (espiritualmente hablando), en la que experimentará el poder y el amor de Dios en todo lo que hace y será un reflejo de Jesús para darle gloria y honra en la tierra. Por tanto está en usted el decidir, que prefiere?, tener en la gracia una excusa para pecar, o una llave para desatar el poder del Reino de los Cielos en su vida?

EL MEJOR TIIPO DE ALABANZA

Dios busca una alabanza que nazca de los tiempos de adversidad o aflicción. Algunas veces Él nos lleva a experiencias desagradables, difíciles o incluso dolorosas. Su Palabra dice que Él nos prueba en horno de aflicción (Isaías 48:10). No sé por qué, pero hay veces en que Dios nos permite a cada uno pasar por un horno de aflicción. Hay un sonido particular de adoración que solamente puede surgir cuando uno ha pasado a través de pruebas. Posiblemente haya un horno ardiente en su salud, su matrimonio o con respecto a un familiar. 

Esa pitón, Satanás, desea enrollarse en su situación y distorsionar los propósitos de Dios para hacerlo sentirse abandonado y olvidado. Él sabe que cuando perdemos la esperanza, perdemos la alabanza. No sea engañado por el mentiroso. Enfoque su corazón en Dios que es fiel, que lo ama, que lo ha llamado y equipado para vencer. El corazón que le complace a Dios busca un camino para alabarlo, incluso al calor de la prueba. Si usted tiene aliento, puede alabar al Señor. Posiblemente no tenga empleo, pero tiene aliento. Posiblemente no tenga coche, pero tiene aliento. Como dije anteriormente en este capítulo, hay muchas maneras de adorar al Señor: con manos levantadas, pies que danzan y el cuerpo inclinado. Pero hay una alabanza que no necesita nada más que nuestro aliento. Es una alabanza que se levanta del horno donde lo hemos perdido todo excepto nuestro aliento. Es una alabanza que no está ligada a las posesiones materiales o a sucesos específicos. Es una alabanza que surge cuando alabamos a Dios a pesar de todo. Cuando pasamos por el fuego, podemos ver lo que realmente hay en nuestro interior. Determine que mientras tenga aliento, usted lo adorará. 

Hace un tiempo leí una historia acerca de un incendio que comenzó en South Bend, Indiana, en una tienda de computadoras. El departamento local de bomberos fue el primero en llegar a la escena. Ellos echaron agua en el exterior del edificio, pero eso estaba afectando muy poco el fuego interior. A medida que el fuego continuaba extendiéndose y haciéndose más intenso, llamaron a otras agrupaciones de bomberos. Uno de los departamentos más pequeños del condado aledaño, se apresuró para ayudar. Ellos tenían un presupuesto reducido y su camión de bomberos era viejo. Cuando llegaron a toda velocidad, pasaron por encima de la acera, cruzaron el patio y atravesaron el muro del edificio directamente hacia al incendio. Al estar ahí, sacaron sus mangueras y se pusieron a trabajar. Se las arreglaron para apagar el fuego que no había podido ser controlado antes. Pudieron hacer más desde adentro que lo que la otra agrupación de bomberos pudo hacer desde afuera. Al día siguiente, el dueño de la empresa de computadoras le ofreció a esa pequeña agrupación de bomberos un cheque por diez mil dólares, en agradecimiento por la valentía que mostraron al dirigirse al centro del incendio. Cuando la prensa le preguntó al jefe de bomberos para qué utilizaría el dinero, dijo que ¡lo primero que harían sería comprarle frenos nuevos a su camión! Aquellos bomberos nunca planearon ir directo en medio del fuego. 

Posiblemente usted no planeó estar donde está ahora. Dios desea que sepa que Él lo tiene ahí porque hay cosas que puede hacer desde el interior de la feroz situación, mejor de lo que lo puede hacer desde afuera. Usted no puede saber cuan fuerte es su fe hasta que ha estado en el interior del fuego. Dios desea que suelte su alabanza. Esa puede ser su respuesta sin importar lo que enfrente. 

Siempre hay alguien que es elegido último, alguien que no parece calificado para estar en el equipo. Dios dice: “Lo que lo califica para estar en mi equipo es el horno”. Si usted está en un horno, ese es un indicio de que Dios tiene una tarea para usted. 

David fue elegido de en medio del fuego. Él dijo que tendríamos problemas, pero que Dios nos libraría de todos ellos (Salmos 34:19). David no negó que hubiera problemas en la vida, pero sabía que Dios era el liberador, sin importar lo que sucediera. 

Job fue elegido de en medio del fuego. Estaba determinado a servir a Dios sin importar lo que pasara: “He aquí, aunque él me matare, en él esperaré” (Job 13:15). Job perdió a sus hijos, su sustento, su riqueza y su salud: todo. No le quedaba nada más que su aliento. En medio de todo, Job alabó a Dios. Es por ello que Dios lo eligió. A pesar de todo lo que soportó, Job pudo decir firmemente: “Mas él conoce mi camino; me probará, y saldré como oro” (Job 23:10). 

José fue elegido de en medio del fuego. Fue despreciado por su propia familia, rechazado, tentado, engañado, acusado falsamente y castigado por un delito que no cometió. Sin embargo, al final, José supo que lo que los hombres hacían para mal, Dios lo usaría para bien. Dios lo eligió de en medio del fuego, lo puso en el palacio y lo usó para salvar a una generación. 

Finalmente, el horno de la adversidad no nos hace; nos revela. El fuego muestra lo que realmente somos en el interior. Podemos perder nuestra alabanza o encontrarla durante la prueba ardiente.

EL PERDON ES UNA ELECCION

La confianza debe construirse en base al amor y el respeto mutuo. Cuando una relación florece, comenzamos a apreciar las fortaleza de la persona y a conocer sus debilidades. Ocurre a menudo en el ministerio, que la gente comienza a ver alguna debilidad carnal o de actitud en alguien, y por eso le pierden el respeto y comienzan a asociar esa debilidad con hipocresía. Algunos de los más grandes hombres y mujeres de Dios han tenido problemas de temperamento. Alguien puede airarse y aun así no pecar (Efesios 4:26). 

Cristo se airó al ver las mesas de los mercaderes en el templo, consciente de que la intención original del templo era ser una “casa de oración” (Mateo 21:13). En este caso, su ira estaba justificada, pues un lugar sagrado estaba siendo corrompido para obtener ganancias personales. Como un ejemplo opuesto, tenemos al rey Uzías, quien se atrevió a usurpar el lugar del sumo sacerdote en el templo para quemar incienso en el altar. Solo el sacerdote seleccionado podía llevar a cabo esa tarea. La Biblia dice: “Mas cuando ya era fuerte, su corazón se enalteció para su ruina; porque se rebeló contra Jehová su Dios, entrando en el templo de Jehová para quemar incienso en el altar del incienso” (2 Crónicas 26:16). En vez de arrepentirse, leemos: “Entonces Uzías, teniendo en la mano un incensario para ofrecer incienso, se llenó de ira; y en su ira contra los sacerdotes, la lepra le brotó en la frente, delante de los sacerdotes en la casa de Jehová, junto al altar del incienso. Y le miró el sumo sacerdote Azarías, y todos los sacerdotes, y he aquí la lepra estaba en su frente; y le hicieron salir apresuradamente de aquel lugar; y él también se dio prisa a salir, porque Jehová lo había herido”. (2 Crónicas 26:19–20). Uzías quiso hacer algo bueno de la manera equivocada. Para que las oraciones del pueblo ascendieran al cielo, se requería que se quemara incienso (Éxodo 30:7–8; Salmo 141:2). Como consecuencia de su accionar, Uzías se volvió leproso. Fue depuesto como rey, y vivió en una “casa apartada” hasta el día de su muerte (2 Crónicas 26:21). 

El problema con la ira es que cuando esta se manifiesta, tiene un efecto separador y aislante. Cuando a Moisés se le pidió que le hablara a la roca, pero en medio de su frustración con el pueblo se airó y la golpeó, perdió en ese momento su herencia al prohibirle Dios entrar a la tierra prometida (Números 20:8–12). Cuando Caín mató a Abel por envidia, fue enviado al a tierra de Nod, una palabra que significa errante (Génesis 4:16). La razón por la que la ira, especialmente un temperamento desenfrenado, es tan destructiva, es porque nadie quiere estar alrededor de alguien que esté todo el tiempo molesto. 

Se ha descubierto que cuando una persona se molesta demasiado, no solo aumenta su pulso cardíaco, su presión arterial y su respiración, sino que su sistema inmunológico puede neutralizarse durante un período de cerca de seis horas.  Salomón dice: “No te entremetas con el iracundo, ni te acompañes con el hombre de enojos, no sea que aprendas sus maneras, y tomes lazo para tu alma”. (Proverbios 22:24–25) Se toman más decisiones equivocadas cuando se hacen con ira. Israel estaba persiguiendo a los filisteos, cuando el rey Saúl dijo en medio de la batalla: “Cualquiera que coma pan antes de caer la noche, antes que haya tomado venganza de mis enemigos, sea maldito. Y todo el pueblo no había probado pan” (1 Samuel 14:24). Cuando los soldados están bajo la presión de la guerra deben comer para mantenerse fuertes, y esta decisión fue tomada porque había confusión entre los israelitas y los hombres estaban “en apuros” (1 Samuel 14:19, 24). La Biblia dice que el pueblo “desfallecía” (v. 28). Cuando finalizó la batalla, los hombres estaban tan hambrientos que degollaron animales en el terreno y se los comieron con sangre, algo que era prohibido por la ley de Moisés (Levítico 7:26; 1 Samuel 14:33). Las decisiones equivocadas que usted tome, afectarán siempre a los que están cerca de usted. 

Así como las insensatas palabras de Saúl hicieron que el pueblo terminara comiendo algo indebido, sus palabras negativas pronunciadas con ira causarán que las bocas de otros produzcan sangre, no por la muerte de animales, sino por las palabras cortantes como cuchillos que harán sangrar a otros en sus mentes y corazones. Uno de los golpes más duros a la confianza ocurre cuando uno de los cónyuges le es infiel al otro a través del adulterio. Esta es la peor forma de traición y es sumamente difícil restablecer la confianza cuando ocurre. El perdón es el único camino hacia la restauración. He sabido de parejas en las que uno ha sido infiel, y la pareja inocente decide no perdonar y divorciarse, pero años después confiesa: “Actué movido por la rabia, y cometí un error al no perdonar y permitir la sanación”. Otros deciden recibir consejería y perdonan, y en muchos casos terminan teniendo una relación más fuerte, salvando a su familia en el proceso. El perdón es la clave para restaurar la confianza, pero el perdón es una elección. 

LA ARMADURA DE LA ORACION

En el último capítulo de Efesios, Pablo nos instruye acerca de que necesitamos ir a orar por otros como si estuviéramos entrando en una batalla. Tenemos que vestirnos con la armadura de la fe. Nos dice: “Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes” (Efesios 6:10–11, 13). Luego continúa describiendo cada uno de los componentes de esa armadura: “Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios; orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos” (Efesios 6:14–18). 

Cuando nos dedicamos a la oración, la verdad es lo que nos reviste y lo que sostiene las piezas de nuestra armadura en su lugar. La verdad de que somos justos delante de Dios por medio del sacrificio expiatorio de Jesucristo es lo que protege nuestros corazones de la duda y la indecisión. A dondequiera que vayamos, tenemos que recordar que nuestro propósito es la paz shalom que Dios escogió como su propio nombre. La fe es lo que nos protege de los contraataques del enemigo y detrás de la que nos recargamos a la vista del temor. La espada que empuñamos es las promesas de la Palabra de Dios, ya que ellas son las leyes y los preceptos del reino de los cielos por medio de los cuales decimos en la corte del cielo que tenemos el derecho de recibir aquello que estamos pidiendo. Revestidos así, estamos listos para enfrentar cualquier batalla y pedir que la luz del cielo produzca cambios. 

Y, a medida que nos revestimos de estas cosas, empezamos a convertirnos en aquellas personas que Dios pretendía que fuéramos cuando nos puso en esta tierra: sus representantes en la tierra, reflejos de su Hijo en palabras y hechos. En este pasaje en Efesios, Pablo incluso usa una cita del libro de Isaías que se refería al Mesías que habría de venir, Jesús: Y lo vio Jehová, y desagradó a sus ojos, porque pereció el derecho. Y vio que no había hombre, y se maravilló que no hubiera quien se interpusiese; y lo salvó su brazo, y le afirmó su misma justicia. Pues de justicia se vistió como de una coraza, con yelmo de salvación en su cabeza; tomó ropas de venganza por vestidura, y se cubrió de celo como de manto. “Y vendrá el Redentor a Sion, y a los que se volvieren de la iniquidad en Jacob”, dice Jehová. (Isaías 59:15–17, 20). Por lo general, subestimamos tremendamente el poder de nuestras oraciones por otros. Dios nos llama a la aventura y al diálogo de la intercesión porque está buscando compañeros en la tierra que acudan y salven a aquellos a los que ama en la tierra, parándose entre ellos y la catástrofe. Quiere hijos e hijas en la tierra que sean semejantes al Cristo encarnado. Jesús, después de todo, “vive siempre para interceder” (Hebreos 7:25). Si nos esforzamos por ser como Él, ¿acaso no debemos también estar intercediendo? Cuando de veras nos “revestimos de Cristo” (Gálatas 3:27), también debemos vestirnos de intercesión, porque eso es lo que Él hace día y noche. 

Es, en resumen, el poder fundamental para traer un cambio por medio del espíritu en nuestro mundo físico. Es el trabajo de cada creyente. Es la clave para la expansión del reino de Dios. Y es el fundamento de una vida que vale la pena vivir. No solo eso, sino que es imposible que haga tales peticiones al cielo sin determinación y sin que esa determinación lo cambie a usted. En su libro en la escuela de la oración Andrew Murray llamó a la oración intercesora “la escuela de entrenamiento de la fe”. Continúa diciendo: Allí se prueba nuestra amistad con Dios y con los hombres. Allí se ve si mi amistad con el necesitado es tan real, como para que dedique tiempo y sacrifique mi descanso, vaya incluso a la medianoche y no cese hasta que haya obtenido lo que necesito para ellos. Allí se ve si mi amistad con Dios es tan clara, de modo que puedo depender del hecho de que no me defraudará y, por tanto, orar hasta que Él dé. Oh qué misterio celestial tan profundo es el de la oración perseverante. El Dios que ha prometido, que anhela, cuyo propósito firme es dar la bendición, la retiene. Para Él es un asunto de tal importancia que sus amigos en la tierra conozcan y confíen plenamente en su Amigo rico en el cielo, que los entrena, en la escuela de la respuesta demorada, a ver cómo su perseverancia realmente importa, y qué asombroso poder pueden ejercer en el cielo, si tan solo se empeñan en ello. Hay una fe que ve la promesa, y la abraza, y sin embargo no la recibe (Hebreos 11:13, 39). Es cuando la respuesta a la oración no viene, y la promesa en la que parecemos estar confiando con mayor firmeza aparentemente no tiene ningún efecto, que la prueba de la fe, más preciosa que el oro, tiene lugar. Es en esta prueba que la fe que ha abrazado la promesa se purifica y se fortalece y se prepara en una comunión personal y santa con el Dios viviente, para ver la gloria de Dios. La toma y se agarra de la promesa hasta que ha recibido el cumplimiento de lo que había reclamado en una verdad viviente en el Dios invisible pero viviente. Este no es un asunto trivial. Incluso si comenzamos a interceder en el mismo instante en que escuchamos la necesidad de otro, tenemos que adoptar el modo de pensar de fe que dice que nuestras palabras harán algo más que solo producir vibraciones en el aire. 

Tenemos que reconocer que tenemos un lugar delante del trono de Dios y el derecho de estar allí. Tenemos que reconocer que hay promesas de Dios que se aplican, leyes espirituales en las que se puede confiar para proporcionar ayuda en tiempos de necesidad. Y, tal como lo hizo Ester, usted tiene que venir con la convicción de que no será rechazado, después de todo, sabe que lo dice la Palabra de Dios.  

ATESORA LO CORRECTO

En Lucas 10:27-29, dice: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo.  Es fácil amar a Dios con la ley, pero toma todo amar a Dios con gran afecto.  Es muy fácil decir “amo a Dios” porque vienes a la iglesia los domingos, porque de vez en cuando oras; pero esto no es así. 

No puedes pretender tener una relación estrecha con Dios haciendo tan solo el mínimo requerido, de la misma manera que no se puede pretender tener un matrimonio exitoso, cumpliendo solamente con lo que se requiere.  Hay hombres que reclaman a su esposa por lo mucho que trabajan por ella y los hijos, pero es que eso es lo que hace un esposo y un padre: Trabajar por su familia. De la misma manera, hay mujeres que se quejan de tanto que cocinan y lavan ropa, pero es que eso es lo que hace una esposa.   
Hay hijos que piden dinero a sus padres, a cambio de buenas notas y de tener un buen comportamiento.  Y muchos dirán que hay que incentivar a los hijos, pero no debes incentivarlos por aquello que es requisito de vida, porque dañas la mente de la criatura.  No es que no motivemos a nuestros hijos, pero mucho cuidado que no los adiestres erróneamente, incentivándolos en aquello que es requisito de un hijo.  Recompensa el esfuerzo, la dedicación, la milla extra; no lo que es un deber.
Los que aman a Dios cumplen la ley con todo su corazón y con toda su mente.  Cuando amas a Dios con toda tu mente y con todo tu corazón, todos tus pensamientos todo el día van dirigidos a Dios; no te quejas de Dios, no estás comparándote con los demás, con lo que Dios da a otros y a ti no.  Es fácil amar a Dios cuando vienes a la iglesia y hay buena música.  Pero amar a Dios con toda tu mente y todo tu corazón es cuando, aun en problemas, tus pensamientos los alineas a la palabra.  Es que, aunque tu mente quiera pensar mal, dirijas tus pensamientos a que él te ama, tiene planes de bien para ti y todo va a obrar para bien en tu vida.
Amar a Dios con todo tu corazón, con toda tu mente y con todas tus fuerzas, en el texto original, es: Con todos tus recursos.  No solamente se refiere a tus finanzas, sino también a tus talentos.  Esto es importante porque, cuando no llegamos a este nivel de amor, donde amamos a Dios y al prójimo con intensidad, no experimentamos la naturaleza divina.
¿Por qué algunos no llegan a ese nivel?  En Romanos 2:5, dice: Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios
La falta de arrepentimiento endurece el corazón.
Ya sea por ignorancia o por traumas, hay quienes se obstinan en mantener su posición, y no quieren arrepentirse. Hay quienes han hecho cosas con mala intención; otros, cometen errores por ignorantes, y otros viven traumatizados por errores que otro ha cometido en contra de ellos.  Entonces, enfrentan consecuencias negativas porque, en vez de arrepentirse, endurecen su corazón.  Y un corazón endurecido no puede amar a Dios y al prójimo, con intensidad.
Por la dureza de corazón y por la falta de arrepentimiento, atesoras ira, envidia, rencor.  Una persona puede vivir sin experimentar las consecuencias de la ira, pero el día de la ira llegará algún día.  Todos llegaremos a ser juzgados, confrontados, y lo mejor es que hayamos atesorado lo correcto para que, en ese momento, se manifieste la bendición de Dios en nuestras vidas.  

FE ES ACCION

Romanos 6:14 Reina-Valera 1960 (RVR1960) 
Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia.

Todos sabemos que la fe tiene que ver con el creer, pero pocos entendemos a donde es que nos tiene que llevar el creer, porque solo creer no basta, si lo que creemos no nos lleva a una acción, entonces en realidad no estamos creyendo. Piense en esto, si alguien viene y le cuenta un chisme y usted decide creerlo, su actitud cambiará, debido a que decidió creer en lo que le dijeron, hay una acción que precede al creer. El detalle está en que en los asuntos de la fe, las personas deciden creer y luego dejar todo en manos de Dios y por tanto no hacer nada, y esto me lleva a la siguiente pregunta: realmente creen?, o solo se están engañando?. 

El ejemplo del chisme lo use con toda intención, ya que un chisme no es mas que una versión de un asunto que tienes varias versiones que llevan a una verdad, y así sucede con la palabra de Dios, es decir, hay personas que creen en pequeñas partes de la Biblia que probablemente no leyeron sino les contaron y esto hace que lo que crean no tenga sentido y por tal no les lleve a una acción por tal su fe es muerta, tal como lo promete la Biblia (Santiago 2:14). Dios es un Dios coherente, todo lo que se habla en la Biblia tiene sentido y se alinea perfectamente con el resto de su contenido, por tanto no se contradice, y es por eso que es tan importante que la conozcamos completa, para no equivocarnos. 

La cita de hoy es una cita que si la leemos aislada nos puede confundir, ya que pareciera contradecirse, pero piénselo de esta manera, para qué habría de Dios imponer una ley que luego la gracia vaya a echar por tierra y a contradecir al autor?, por el contrario, esta cita mas que ninguna hace sentido si la leemos adecuadamente. La Biblia nos dice que el que sabe lo que es bueno y no lo hace, le es tomado por pecado (Santiago 4:17), por tanto, todos sabemos que el cumplir la ley es bueno, ya que nos lleva a Dios, por tanto el incumplir la ley, nos aleja de Él, como habría entonces la gracia de eximirnos de la ley? La gracia nos lleva al siguiente nivel, a donde la ley no nos puede llevar, la ley nos reconcilia temporalmente con Dios (hasta que volvamos a pecar), más la gracia es el efecto del perdón por medio de la sangre de Jesús, la cual no solo nos reconcilia con Dios, sino nos lleva a vivir en las dimensiones del Reino, por tal necesitamos de la ley para disfrutar de los beneficios de la gracia, si no, como mostramos nuestro genuino arrepentimiento? 

La Biblia nos lleva siempre a la acción, siempre nos exhorta a hacer algo, no a dejar de hacerlo, Dios es un Dios de acción, no podemos imitar a Jesús como nos lo dice la Biblia, dejando de hacer algo que nos es crucial, no lo cree? Jesús nos dijo, aquel que me ama, obedece mis mandamientos (Juan 14:15), y no son sus mandamientos el principio de la ley? (Éxodo 20), por tanto, Dios no se contradice, sino que por medio de la gracia nos invita a participar de manera activa de su Reino y no pasiva como muchos pretenden.

DIA MUNDIAL CONTRA LA VIOLENCIA DE GENERO


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