LA META ES MORIRSE

Filipenses 1:21 Reina-Valera 1960 (RVR1960) 

Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia.

Hace años uno de mis pastores decía: "todos quieren ir al cielo pero nadie quiere morirse", y sabe, esto que decía es muy cierto, porque todos tenemos la ilusión de algo bueno para nosotros el día que muramos, pero pocos tienen una idea de qué es en realidad ese lugar al que vivimos y es justo por eso que a la gran mayoría le da miedo morirse, porque no tiene idea de a donde irá. 

Es justamente por eso que Yeshúa (Jesús) vino a esta tierra, a enseñarnos a que no tenemos porqué esperar a morirnos para ver a Dios ni para esperar los beneficios de vivir en su presencia, y por eso nos habló todo el tiempo acerca de ese famoso "Reino" del que muchos hablan y del que pocos entienden. Y todo empieza por el creer, creer que cada palabra de la Biblia es cierta y que las cosas sucedieron y sucederán tal como están descritas en ella, ya que la palabra no está para entenderse ni para interpretarse, sino para creerse. Una vez que creamos en la palabra, empezaremos a recuperar nuestra identidad que viene precisamente de la palabra, ahí esta descrito quien es Dios y quienes somos nosotros, ya que fuimos hechos a imagen y semejanza de Él. 

Por tanto, una vez que nos entendamos a su imagen y semejanza, sin necesidad de aditivos ni complementos, será que podremos empezar a vivir una vida como Él la vivió entre nosotros y como Él nos la prometió, para que desde esta tierra vivamos de acuerdo al Reino de los Cielos y no podamos aspirar a otra cosa que morirnos para llegar a vivir eternamente de esa manera, ahora si, libres de tentaciones y ajenos al pecado y al fracaso. A poco no le parece atractivo?, así si dan ganas de morirse, pero para morir físicamente e ir a ese lugar que nos es deparado, lo que nos hace falta es morir al que llamamos "nuestro viejo hombre", es decir a la parte de nosotros que insiste en ser de esta tierra y hacer las cosas como los demás, a perseguir señales y a esperar recibir de un Dios desconocido. Si aprendemos a morir a aquella persona que somos para ser limpiados y transformados de nuevo a la persona que Dios creó a su imagen y semejanza, nos daremos cuenta que es nuestro cuerpo físico el que nos estorba y no anhelaremos otra cosa que morir para vivir el deleite de estar en la constante presencia de Dios. 

Es por eso que Yeshúa (Jesús) oraba: Padre que ellos se hagan uno contigo así como somos uno tu y yo, es decir, que ellos se regresen a tu imagen y semejanza, como tu yo yo lo somos, para que vivan como yo vivo y no anhelen otra cosa que regresar a tu presencia. Dios no pretende cambiarnos, sino regresarnos a nuestro estado natural, de modo que morir sea natural en nosotros para que por medio de ello tengamos acceso a la verdadera vida, la que es eterna.

LA UNICA ESPERANZA

Este libro presenta historias de personas que un día, en medio de circunstancias contradictorias, encontraron esperanza. 

Una luz las ayudó a mirar en la dirección del futuro con la seguridad de que existe un mañana mejor. La esperanza es el resorte propulsor de la vida. Ayuda a ver el sol a pesar de las nubes densas. Enseña a creer en otro día aunque, desde el punto de vista humano, todo parezca acabado. 

La esperanza del cristiano no es meramente el deseo humano de que las cosas mejoren en el futuro. Es la convicción de que la victoria llegó, a pesar de la aparente derrota. Esa certeza nace de los valores absolutos de un Dios absoluto, que reveló la verdad en su Palabra. La Biblia es la fuente de la esperanza. 

Ella contiene más de tres mil promesas capaces de revolucionar la vida de quien cree en ellas.

DIOS ABRE CAMINO

En Josué 3, podemos ver que  Dios levanta a Josué como líder a dirigir al pueblo de Israel hacia la tierra prometida.  Era un pueblo de jóvenes que había nacido en el desierto, por lo que no conocía de Egipto.  Dios le da instrucciones a Josué para conquistar la tierra prometida, y Josué les dice: Vamos a ver cosas grandes en el día de mañana; vamos a ver cosas que nunca habíamos visto.
Podemos apreciar dos detalles claves en las instrucciones de Dios para el pueblo: Sigue el arca del pacto; y santifícate.  ¿Por qué esas dos instrucciones?  Porque por el lugar al que iban a pasar, nunca lo habían caminado.  Ya habían oído las historias de sus padres, de cómo Dios abrió el Mar Rojo delante de ellos, pero ellos no habían tenido la experiencia de ver a Dios obrar de esa manera.
Dios los prepara, diciéndoles: Van a comer comida que nunca antes han comido y caminarán por un lugar que no conocen.  Es importante entender que, cuando vas para una etapa desconocida, no sabes cómo vas a reaccionar.  Hay quienes les da temor o ansiedad salir de la zona de comodidad, y prefieren no entrar a lo desconocido.
Hay quienes son incapaces de soportar el estado de incomodidad que causa el moverse a los cambios que Dios va a hacer en sus vidas, y prefieren quedarse en el lugar donde están y seguir dando vueltas y vueltas en lo conocido, en vez de permitirle a Dios que les abra un nuevo camino.
La gente que quiere experimentar lo que nunca antes habían vivido y entrar a lo nuevo de Dios, hace dos cosas: 1. Seguir el pacto; y 2. Santificarse.
Seguir el pacto es mirar a dónde Dios se está moviendo, qué Dios está haciendo.  Quien no mira lo que Dios está haciendo, vive con temor, pendiente a lo que las noticias hablan y a lo que el gobierno está haciendo.  El problema está en que, mientras estés pendiente a lo que el mundo está haciendo, el arca del pacto puede estar pasando delante de ti y puedes perder la oportunidad que está abriendo a lo nuevo de Dios en tu vida.
Deja de estar pendiente a lo que el mundo está diciendo y mirando lo que el mundo está señalando, porque Dios está señalando para el lugar donde te quiere llevar.  Declaro que la percepción espiritual se abre en tu vida y podrás ver a Dios abriendo camino.  La meta es la tierra prometida, pero te mantendrás mirando la presencia de Dios y dejándote dirigir.
Santifícate no es solamente dejar el pecado, sino también saber que Dios te ha separado con un propósito.  La gente peca, porque no sabe que ha sido separada con propósito.  Santifícate, sepárate para Dios; ahorra, planifícate, haz ejercicio, prepárate para lo nuevo que Dios tiene para ti.  Si no te separas, no podrás ver por dónde camina la presencia de Dios, abriendo camino, y te quedarás dando vuelta en el desierto.
Es verdad que estaban cómodos recibiendo maná del cielo, pero sabían que la tierra que fluía leche y miel estaba al otro lado.  Enfócate en la presencia de Dios y sepárate.  Comienza a prepararte al nuevo “yo” que Dios quiere hacer en tu vida.
Arregla tu vida, cambia de horarios, de amistades, de lugares y hazlo creyendo que Dios hará maravillas en tu vida.
Enfócate en la presencia de Dios, sepárate para El y verás como abre camino donde hoy no lo ves.

LA INDECISION ATRASA

La indecisión es “es la falta de determinación ante una cuestión dudosa. Falta de valor o firmeza en el carácter y en la manera de actuar”. Basándonos en esto, la falta de algo nos habla claramente de estar incompletos. Completo y pleno son sinónimos. La indecisión te hace un hombre o una mujer incompleta y el ser incompleto te quita la plenitud. No ser pleno es lo que a la mayoría de las personas les hace infelices en esta vida.

Una vez me enseñaron que los judíos son tan buenos negociantes porque son gente decidida. Si van a hacer algo, lo hacen y punto. No pierden su tiempo ni vacilan. Así también, si no lo van a hacer, pues no lo hacen.

Estar en medio de la carretera parado es muy peligroso. ¿Me explico? Yo perdí muchas oportunidades por culpa de la indecisión. Dudé acerca de lo que tendría que haber hecho. Cuando me decidí a hacerlo, ya era muy tarde. A partir de esas malas experiencias, entendí que preferiría fracasar en algo que perder la oportunidad de intentarlo. Ser decididos es para valientes. Entendí también que la indecisión, muchas veces, es la expresión de la cobardía. Así mismo, si no estás seguro de algo, no lo hagas, porque serías un tonto. Lo importante es decidir por algo, hacerlo o no.

Un famoso proverbio oriental dice que para cruzar el desierto más grande del mundo lo único que se necesita es dar el primer paso. Ese paso tan importante se resume en decidir hacerlo. Como líder, no puedo titubear en tomar decisiones porque hay gente que para continuar o no, depende de lo que decido. La Biblia dice en 1 Corintios 14:8: “Y si la trompeta diere sonido incierto, ¿quién se preparará para la batalla?”. Nosotros somos las trompetas que esperan escuchar muchas personas para entrar en batalla con la vida misma.

Hay varios puntos que se deben tener en cuenta para ser una persona decidida. Una de las formas de descubrir alguna “fórmula” para ser una persona decidida es observando a los que ya lo son. En muchos de ellos se ve una característica indiscutible: son personas de éxito. Y cuando hablo de éxito, no hablo solo de lo que el mundo y el sistema del mismo consideran éxito, como el dinero o la fama. Hablo de todo tipo de éxito: familiar, deportivo, cultural y espiritual. El éxito humano, a mi entender, es llegar a hacer lo que a uno le gusta y Dios diseñó, con excelencia y amor, y que esto trascienda generaciones. O sea, que deje algo para los que vendrán.

Las características de las personas decididas son:

Identidad–Saben quiénes son, lo que pueden hacer y qué les espera. “Ahora ya no eres un esclavo sino un hijo de Dios, y como eres su hijo, Dios te ha hecho su heredero” (Gálatas 4:7, NTV).
Confianza en sí mismos–Están seguros del valor que tienen y esto les lleva a tomar decisiones sólidas. “Así que no pierdan la confianza, porque esta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido” (Hebreos 10:35–36, NVI).

Confianza en Dios–Podríamos definir esta característica como fe. Las personas decididas deciden sabiendo que hay un Dios que les guarda. “Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente: no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios será contigo en donde quiera que fueres.”(Josué 1:9, RVA) y: “Estas cosas os he hablado, para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción: mas confiad, yo he vencido al mundo”(Juan 16:33, RVA).

Organizadas–Tienen planes y se rigen por ellos. A la hora de decidir, ya saben lo que tienen que hacer antes de que pase. “Pero hágase todo decentemente y con orden” (1 Corintios 14:40).

Conocimientos y preparación–Ante la crisis tienen el conocimiento y la preparación necesarios para tomar decisiones y salir de la crisis.“Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento...” (Oseas 4:6).

Humildad–Aún teniendo todos estos atributos, son personas humildes que siempre siguen aprendiendo. La persona que “lo sabe todo” pierde muchas oportunidades de aprender de los demás. “Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes” (Santiago 4:6).

Conscientes de los malos y buenos momentos–Para decidir es importante saber que no siempre lo que decidamos será lo correcto. Ese dolor o fracaso no nos debería impedir volver a tomar decisiones. La conciencia de saber esto nos hace libres para tomar decisiones a pesar de la posibilidad de error, y nos da experiencia; aprendamos de ellas. “Sé lo que es vivir en la pobreza, y lo que es vivir en la abundancia. He aprendido a vivir en todas y cada una de las circunstancias, tanto a quedar saciado como a pasar hambre, a tener de sobra como a sufrir escasez” (Filipenses 4:12, NVI).

Tenemos que vencernos, venciendo la indecisión de una vez por todas. Toma la decisión correcta, decide salir adelante, sé firme y confía en Dios. Así llegarás hasta el final.